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Coyoacán, lugar de los que poseen coyotes, ha sido desde tiempos de la colonia un lugar de retiro para encontrar descanso del ajetreo del centro de la Ciudad de México. Aunque ya totalmente integrado a la gran urbe, este barrio mágico mantiene una vibra tradicional que lo hace perfecto para una escapada de ida y vuelta.


Antes de empezar con las recomendaciones para tu paseo por Coyoacán, te damos un tip: se trata de un itinerario lleno de comida deliciosa preparada por negocios locales de la zona. Te sugerimos ir comiendo un poco en cada parada para que tengas espacio de probar todas las delicias que el barrio esconde. 


El centro de Coyoacán está compuesto por dos colonias: el Antiguo Barrio de Santa Catarina y la Colonia del Carmen. Nuestro recorrido tendrá como eje la calle Francisco Sosa, que atraviesa todo el Barrio de Santa Catarina hasta desembocar en el Parque Centenario, sede de la famosa Fuente de los Coyotes. 


Nuestro punto de partida es la esquina de Francisco Sosa y Avenida Universidad, donde se encuentra la pequeña capilla de San Antonio Panzacola, que data del siglo XVII. Según la sabiduría popular, la iglesia debe su nombre a que en la zona abundaban las lagartijas que tienen, adivinaste, panza y cola.

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Desde aquí, haremos una caminata de dos kilómetros y medio sobre Francisco Sosa hasta el corazón de Coyoacán (no te preocupes, haremos una riquísima pausa a la mitad). En este trayecto, podrás ir admirando las hermosas casonas antiguas que distinguen a esta calle, como la Casa del Sol, donde Venustiano Carranza redactó la constitución de 1917; la casa de Dolores del Río; la casa que alberga la Fonoteca Nacional y que fue habitada por Octavio Paz, entre muchas otras. Además, en casas que se ubican en calles que hacen esquina con Francisco Sosa podrás encontrar otros sitios de interés como el Museo de la Acuarela o la casa del Indio Fernández.


Nuestra primera parada será en la Plaza Santa Catarina, donde se encuentra la capilla del mismo nombre.  Justo en la esquina de esta plaza y Francisco Sosa está el merendero Las Lupitas, donde vamos a probar la primera delicia coyoacanense del día. Este restaurante, abierto por Doña Guadalupe Pintor en 1959, se trata de un negocio familiar donde su descendencia sigue sirviendo las especialidades de la casa: antojitos norteños.

 

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Te sugerimos ordenar, para dos personas, el plato combinado, que se compone de dos burritos de machaca y media chivichanga. En Las Lupitas se precian de servir “el mejor atole del universo”, así que no dudes en acompañar tu comida con un atole de canela, que es verdaderamente delicioso. El interior del restaurante es muy tradicional y acogedor, aunque sentarte en una mesa afuera te permitirá disfrutar de la plaza Santa Catarina mientras comes.  

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Estamos listos para seguir nuestro recorrido por Francisco Sosa hasta encontrarnos de frente con los arcos rojos que marcan la entrada al Parque Centenario, el corazón de Coyoacán. Si aún tienes un huequito o solamente antojo de algo dulce, puedes probar otro clásico: un churro relleno de la Churrería General de la República, que se encuentra justo antes de llegar al parque. Los favoritos de propios y extraños son los churros rellenos de cajeta y los de queso de cabra con miel.

 

Ahora sí, vamos a recorrer el Parque Centenario o a sentarnos en alguna de sus bancas a disfrutar de nuestro churro. Aquí verás la famosa Fuente de los Coyotes, emblema de Coyoacán, y te toparás con artesanos y artistas callejeros.

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Cuando te termines tu churro, sigue caminando hasta cruzar el parque y llegarás a la calle de Felipe Carrillo Puerto, que separa el Parque Centenario y el Jardín Hidalgo. En este último, se encuentran el Kiosco de Coyoacán, traído desde Francia en tiempos de Porfirio Díaz, y la popularmente conocida como Casa de Hernán Cortés (aunque se sabe que, en realidad, no vivió en ella), sede de la alcaldía Coyoacán.


En la esquina de las calles Felipe Carrillo Puerto y Francisco Ortega, Diana Corvera y Héctor Ramos han creado “la esquina de México”, conformada por Casa de Luna y La casa de los tacos. La primera (Francisco Ortega 23) es una tienda de artesanías con 18 años de historia. Diana y Héctor la crearon con la convicción de darle al arte popular el mismo valor que se le da al arte contemporáneo que se encuentra en los museos. Todo lo que hay en la tienda se lo compran directamente y sin intermediarios a las artesanas y artesanos que han ido conociendo a lo largo de sus viajes por toda la República Mexicana. Para elegir las artesanías, se guían por su gusto personal para encontrar cosas que pondrían en su propia casa. Diana, quien se encarga de la tienda, tiene una predilección por la cerámica, lo cual le da un toque de distinción a Casa de Luna que hace que clientes nacionales y extranjeros la busquen frecuentemente para alimentar sus colecciones.

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Por su parte, La casa de los tacos es un proyecto cuya intención es rescatar los tacos tradicionales. El local de Felipe Carillo Puerto 16 funciona con el mismo nombre desde hace cincuenta años, pero Héctor lo tomó hace ocho y lo transformó en un negocio cuya especialidad es la entomofagia, es decir, el consumo de insectos: chapulines, gusano blanco, gusano rojo, cocopaches, alacranes, escamoles y chicatanas son las estrellas del menú. No dudes en probarlas y complementa tu botana con una Tacoterapia, compuesta por un taco de pechito de res, uno de barriga de cerdo y uno de chorizo verde artesanal. Todas las tortillas de La casa de los tacos son hechas al momento con masa de maíz criollo.

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Ahora es momento de relajarnos con un café o una copa de vino. En la misma calle de Francisco Ortega, unos metros adelante de Casa de Luna, encontrarás Kahwen, cafetería de especialidad cuyo nombre significa café en náhuatl. Fundado por Luis, Karina y Gabriel, este rinconcito de Coyoacán busca ofrecer una experiencia sensorial a través de puros productos mexicanos. Luis explica que el café no es un producto terminado, lo cual implica que las decisiones que tome el barista impactan en la bebida final: “Por eso todo el tiempo trabajamos en equipo para que la técnica llegue a un refinamiento tal que puedas manejar las variables y tomes las decisiones correctas”. El resultado es la experiencia de tomar una taza de café filtrado que sabe a todo menos a sí mismo: “Sabe a moras, a chocolate, a un montón de cosas, menos a café”, dice Luis. En Kahwen encontrarás café de Puebla, Chiapas, Oaxaca, Hidalgo o Colima.

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Al crear Kahwen, Luis, Karina y Gabriel también se preguntaron por qué es más caro tomar un vino mexicano que un vino francés. La respuesta: no probamos nuestros propios vinos. Con esto en mente, Kahwen tiene vinos de regiones mexicanas donde no se espera que haya este producto, como Saltillo, Hidalgo, Aguascalientes, Zacatecas o Chihuahua. Su misión es demostrar que los vinos mexicanos están a la altura de cualquier vino en el mundo y lograr que todas las personas tengan acceso a ellos.


¿La cereza del pastel? Kahwen también sirve un menú de alimentos en el que encontrarás mucha cocina con flores y muchas opciones vegetarianas. La recomendación de la casa es la tetela con mole y quelites.

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Nuestra tarde en Coyoacán continúa de regreso al Jardín Hidalgo. Sobre la calle de Ignacio Allende verás unos tranvías amarillos que te llevarán a hacer un recorrido en el que descubrirás los puntos más importantes del centro de Coyoacán y escucharás algunas de sus anécdotas y leyendas. Te recomendamos comprar tus boletos directamente en el sitio del Tranvía México, donde podrás elegir diferentes tours y reservar el horario que prefieras.

 

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El recorrido del tranvía te dejará nuevamente en un extremo del Jardín Hidalgo. De aquí vamos a regresar al Parque Centenario, donde terminaremos nuestro recorrido disfrutando de una cena en Los Danzantes. Este restaurante fue fundado en 1995 por Gustavo Muñoz Castillo con el propósito de revalorar y enaltecer las riquezas gastronómicas y culturales de México. Su cocina fusiona el México antiguo con el contemporáneo para lograr sabores que ya son todo un clásico de Coyoacán.

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Disfruta un mezcal de la destilería Los Danzantes y no dejes de probar la hoja santa, el platillo que lleva más tiempo en su carta, y de saborear sus moles, por ejemplo, en el filete de res en chichilo, un mole hecho de cenizas de chile, o en las enchiladas de pato con mole verde de Michoacán y mole negro de Oaxaca. De postre, un melocotón al caramelo de cacao será un dulce cierre para tu escapada en Coyoacán. ¡Que lo disfrutes!

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